martes, 2 de junio de 2009

Danza y Canteos del Tibet Ghe Pel Ling


El Príncipe de Septimio-Bathzabbay El Tadmur, y el Arzobispo Monseñor Alfredo M. Montrezza, fueron invitados de honor en el Festival.

Allí, dieron apoyo a la causa Budista, y tuvieron una agradable conversación con los Monjes Budistas del Monasterio Gaden Jangtse. El Príncipe había sido iniciado hace diez años en la Tara Blanca y Verde, por monjes de ese mismo Monasterio en una visita a Madrid.


Danza de los viajeros celestiales. En los cuentos Jatakas hay varios episodios que describen seres divinos viajando por el aire. En sánscrito, dichos seres se llaman Dakinis, que generalmente significa Seres Celestiales, Hadas de las Nubes. En tibetano para describir a las Dakinis se utiliza la palabra Kha-dro (mkha­groma).




Las Dakinis son una Emanación de la Mente Iluminada. Son las representantes de la Sangha en su refugio interno. Pueden tener apariencia pacífica y airada y llevan ornamentos de huesos, bailando desnudas. Ayudan a los practicantes a eliminar cualquier obstáculo y guían a los prac­ticantes en el camino hacia la iluminación. Las Dakinis tienen la habilidad de conceder los ocho grandes poderes (sanscrito: Asthasiddhi) a practi­cantes devotos.

El reino celestial o Reino Puro de las Dakinis se llama Khechari.


Los mandalas (o mándalas) son diagramas o representaciones esquemáticas y simbólicas del macrocosmos y el microcosmos, utilizados en el budismo y el hinduismo. Estructuralmente, el espacio sagrado (el centro del universo y soporte de concentración), es generalmente representado como un círculo inscrito dentro de una forma cuadrangular.

En la práctica, los yantra hindúes son lineales, mientras que los mándalas budistas son bastante figurativos. Los mandalas de arena es una antigua tradición practicada por los monjes budistas del Tibet. Consiste en armar un mandala con granos de arena coloreados, luego es santificado y destruido como parte de un ritual.

Después de la santificación del mandala, los monjes proceden a destruirlo. La destrucción es a veces estructurada y a veces caótica, por ej cuando se encuentra en lugar de paso de personas, se alienta a que pisen sobre este para demolerlo.

Finalmente la arena es depositada en el agua: “Este proceso simboliza la continuidad de la vida y el ideal de no apegarse a cosas materiales”